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Artritis Reumatoidea

Diagnóstico temprano y tratamiento oportuno pueden frenar su avance y preservar la calidad de vida

Artritis Reumatoidea

Diagnóstico temprano y tratamiento oportuno pueden frenar su avance y preservar la calidad de vida

En el Día Mundial de la Artritis Reumatoidea, médicos de la Sociedad Uruguaya de Reumatología y la Unidad de Artritis del Instituto Nacional de Reumatología destacan la importancia de detectar la enfermedad antes de que cause discapacidad

La artritis reumatoidea (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta principalmente las articulaciones, provocando dolor, rigidez e inflamación, y que también puede comprometer otros órganos. Aunque puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente entre los 30 y 60 años.

En el marco del Día Mundial de la Artritis Reumatoidea, que se conmemora cada 12 de octubre, la Sociedad Uruguaya de Reumatología (SUR) y la Unidad de Artritis del Instituto Nacional de Reumatología (INRU) alertan sobre la importancia de detectar la enfermedad en sus etapas iniciales.

“El mayor desafío que tenemos es lograr un diagnóstico temprano. Esto nos permite iniciar el tratamiento en el momento oportuno y mejorar el pronóstico, evitando discapacidad y preservando la calidad de vida del paciente”, explicó el Dr. Federico Eguren, médico reumatólogo del INRU y miembro de la Comisión Directiva de la SUR.

Según estimaciones internacionales, la prevalencia global de la AR en adultos se ubica entre el 0,5 % y el 1 %. En Uruguay, si bien no hay cifras exactas, el sistema de salud cuenta con buena cobertura y un primer nivel de atención que facilita que médicos generales identifiquen casos sospechosos y los deriven al especialista.

Los síntomas más frecuentes incluyen dolor en manos, rodillas y pies, rigidez matinal, hinchazón, calor y rubor en las articulaciones, así como dolor nocturno.

“Ante estos signos, es fundamental que la persona consulte a un reumatólogo. Cuanto antes se confirme el diagnóstico, antes podemos iniciar un tratamiento que frene la progresión de la enfermedad”, subrayó la Dra. Macarena Soto, también integrante de la Unidad de Artritis del INRU y de la SUR.

El tratamiento inicial suele incluir fármacos modificadores de la enfermedad, conocido como DMAR por su sigla en inglés. En casos donde la actividad persiste, se recurre a terapias biológicas y medicamentos financiados por el Fondo Nacional de Recursos (FNR).

En las últimas décadas, los avances terapéuticos han revolucionado el manejo de la AR. A los medicamentos tradicionales se han sumado terapias dirigidas de alta precisión y pequeñas moléculas inhibidoras del JAK.

“Hoy podemos personalizar el tratamiento según el perfil de cada paciente, lo que aumenta las posibilidades de remisión y reduce los efectos adversos”, destacó Eguren.

Sin tratamiento, la enfermedad progresa, generando dolor crónico, destrucción articular y pérdida de autonomía. Esto no solo afecta la salud, sino que también tiene un impacto económico, con más consultas de urgencia, licencias laborales y jubilaciones por discapacidad.

La SUR impulsa campañas de concientización, formación continua de profesionales y trabajo interdisciplinario para mejorar el acceso a tratamientos. Desde el INRU, se proyecta para 2026 la creación de un Centro de Excelencia Panamericano en Artritis, cuyo objetivo será adecuar la asistencia a determinados parámetros de calidad evaluados por la Liga Panamericana de Asociaciones en Reumatología (PANLAR).

“Nuestro objetivo es que ningún paciente pierda funcionalidad por falta de diagnóstico o tratamiento. Apostamos a un sistema que detecte la enfermedad temprano y actúe rápido”, concluyó Soto.

La artritis reumatoidea es una enfermedad que, con diagnóstico precoz y tratamiento oportuno, puede controlarse y permitir que los pacientes mantengan una buena calidad de vida. El llamado de los especialistas es claro: ante síntomas persistentes en las articulaciones, debe consultarse con un reumatólogo.

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